Proyectos pedagógicos
Un proyecto se define cuando se reconoce la existencia de un problema a resolver, se elabora un conjunto de estrategias y de acciones para abordarlo y se prevén modos de evaluación del cambio que eventualmente se logre.
Resulta necesario tener en claro cuáles son los objetivos que se persiguen cuando se comienza a delinear este proyecto. Como su misma palabra lo indica, proyección implica poder visualizar tendencias y pronosticar consecuencias de acuerdo a parámetros establecidos o situaciones concretas que, por ejemplo, se puedan ver dentro del aula. A partir de aquí, se empieza por buscar información que pueda ayudar a tener una visión más concreta sobre los pasos -predeterminados- a seguir para la concreción del proyecto, y que se correspondan con la planificación que se realizó según las metas propuestas.
Obviamente, todo conduce al cambio que es el fin último que se persigue. Siempre se intenta cambiar para mejorar algo, sea para renovarlo o directamente cambiarlo por completo. Por eso es imprescindible saber controlar – en una primera instancia -, y realizar el seguimiento de las etapas del proyecto, para con esto – y en una segunda instancia-, evaluar si los resultados fueron los esperados, si surgieron nuevas ideas o puntos que no se habían previsto o si, por el contrario, no se llegó a cumplir con los objetivos proyectuales.
De acuerdo a este resultado, se deberá tomar una decisión con respecto a los nuevos pasos a seguir para desarrollar instancias novedosas que coincidan con los nuevos objetivos que se tomarán en cuenta para abordar este segundo proyecto que tendrá una revisión y perfeccionamiento del proyecto anterior.