Diciembre 2010 – DANIEL FOSSAROLI
Fundador y actual secretario de la comisión directiva de FM Aire Libre, radio comunitaria de Rosario. También es fundador de FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) “Tenemos un proyecto comunicacional definido que apunta a incidir en los cambios que necesita una sociedad para ser más justa” Por Fabio Montero |
Daniel Fossaroli es uno de los fundadores y actual secretario de la comisión directiva de FM Aire Libre, radio comunitaria de Rosario. También es fundador de FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) que es la red nacional que agrupa a todas las radios comunitarias del país donde integró la mesa nacional como presidente en 2 períodos y como secretario en la actualidad.
La entrevista la realizamos en la sede de la radio, ubicada en la zona oeste de la ciudad de Rosario, donde además, funciona la biblioteca popular Cachilo y un centro cultural.
Nos ubicamos en la planta baja, donde la radio tiene mesas y sillas de madera a manera de bar. Fossaroli, “El pollo”, desempaca el termo y el mate que traía en un estuche de cuero y cuando su mano se extiende ofreciendo el primer mate comenzamos la entrevista.
Radio Comunitaria – dice Fossaroli – es la que pertenece a organizaciones sociales de propiedad colectiva, sin fines de lucro personal. Significa que tiene un proyecto social que es el objetivo fundamental donde la sostenibilidad económica debe servir a ese rol social.
¿Cuál es el proyecto institucional que tiene Aire Libre en relación a la educación y la cultura?
Durante muchos años se viene discutiendo el “para qué” de las radios comunitarias, donde algunos la relacionan con su condición barrial, otros con la falta de fondos y no faltan los que sostienen que son las que están mal producidas. Nosotros consideramos que tiene que ver con un proyecto comunicacional definido, que apunta a incidir en los cambios que necesita una sociedad para que sea más justa.
Decimos que la radio comunitaria tiene que ver con un proyecto político de comunicación, por eso definimos a Aire Libre, como una organización dedicada a la comunicación, la cultura y la educación.
¿Cómo se plasman esto principios en la radio?
En la radio estos ejes están reflejados en la programación, donde promovemos producciones de distintos sectores sociales, por ejemplo, de la comunidad Toba de Rosario. Hay programas que abordan las problemáticas indígenas y son producidos y conducidos por miembros de los pueblos originarios.
Otros, abordan las problemáticas de las cárceles de Rosario, como la unidad 3 de varones y la 5 de mujeres. Además hay un programa del hospital psiquiátrico, donde los internos producen y ponen al aire su producción. Estos contenidos no plantean una comunicación apesadumbrada, sino que son trabajados desde propuestas que permiten mejorar la calidad de vida de sus integrantes.
Realizamos contenidos con las escuelas de la zona, en un trabajo conjunto con las instituciones escolares, la biblioteca y la radio. El programa se llama “Radio Changuito” y está producido, editado y puesto al aire solo por chicos. Lo importante es ver como los chicos asumen responsabilidades para que el material esté preparado todas las semanas. En este programa se cruza la educación y la cultura de una manera muy didáctica.
Aire libre integra un complejo cultural donde también funciona una Biblioteca Popular. ¿Qué importancia tiene ésta dentro de la organización?
La biblioteca es como la pata en tierra de la organización, es la que posibilita la relación de los vecinos con la institución. Si solo tuviéramos la radio, aún siendo comunitaria, debería ser muy creativa para generar participación de los vecinos. Si a la gente no le interesa hacer un programa de radio, o manifestar alguna inquietud que tenga que ver con la comunicación es difícil que se acerque a nosotros.
La biblioteca, a través de la entrega de materiales de estudio, sumado a todas las propuestas que tiene, ya sean talleres culturales, artísticos o musicales acerca a los vecinos a las instalaciones.
¿Cómo surge la idea de la biblioteca?
La Cachilo se transformó en una de las bibliotecas más importantes, en el marco de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) en la ciudad de Rosario.
Cuando iniciamos esto, allá por el año 2000, ocupábamos una salita que teníamos en desuso y comenzamos a traer libros propios. Luego, otras organizaciones, como la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) empezaron a ayudar con la entrega de libros y cuadernillos sobre comunicación popular.
Cuando tuvimos más volúmenes comenzamos a acomodarlos en estantes y a catalogarlos de manera rudimentaria. También elaboramos registros del movimiento de entrada y salida de los libros. Cuando las estanterías se fueron llenando, empezamos a evaluar la posibilidad de instalar una biblioteca popular. Así emprendimos un nuevo desafío.
Seguramente formar una biblioteca es mucho más que acercar libros. ¿Cómo fueron abordando los desafíos de darle forma al proyecto para que tuviera inserción barrial?
Lo primero fue averiguar si había bibliotecas populares y que necesidades tenían las escuelas, que permanentemente nos marcaban la carencia de materiales y de recursos humanos que pudieran hacerse cargo e ellas. A partir de esto, comenzamos con las consultas, principalmente a la CONABIP y a los referentes de la carrera de Bibliotecología del ISET 18. Por otra parte, iniciamos los trámites para presentar los estatutos ante la Inspección General de Personerías Jurídica y obtener una situación legal más estable del centro de educación, comunicación y biblioteca popular.
Con esta idea más clara comenzamos a juntar libros de manera masiva. Luego adquirimos los fondos para ampliar la radio y transformarla, además, en biblioteca y centro cultural
Las instalaciones del complejo de la radio Aire Libre fueron realizadas con fondos provenientes de la comunidad Franciscana de Alemania y fue el primer financiamiento entregado a una organización que no era confesional. Luego la Orden consideraría el emprendimiento como ejemplo de radio con acción en la comunidad. Asimismo, los fondos que requirió la ampliación para la instalación de la biblioteca, fueron solicitados y aprobados por la misma comunidad Franciscana.
Podríamos decir que La Cachilo es una de las bibliotecas populares más importante de Rosario. ¿Este reconocimiento es sólo por la cantidad de volúmenes que tiene?
Hoy la Cachilo cuenta con más de 20.000 libros catalogados y asentados en una base de datos que puede ser consultar por Internet, CD multimedia, videos, sala de lectura infantil con acceso a Internet y otros servicios que la transforma en la biblioteca popular más importante de Rosario.
Nuestro trabajo no es de amontonar libros en las estanterías que nadie consulte, sino, el de generar el acceso a las personas a través de la gestión cultural que realizamos. En este sentido, nos propusimos que la biblioteca salga a la calle, a través de un proyecto ambulante de encuentros y busque al vecino en las esquinas del barrio y en las esuelas de la zona.
Los vecinos comenzaron a comprometerse más con la biblioteca asumiendo acciones de colaboradores, lo que requirió mayor capacitación del personal. En función de esto, la CONABIP nos distinguio con la categoría “A” de las bibliotecas populares que es la más alta que se puede alcanzar.
Para que un proyecto se sostenga en el tiempo –dice Fossaroli- debe tener sostenibilidad, pero no solo económica, sino también política y social que le de al lugar, el reconocimiento de la comunidad. Esto se logra cuando el proyecto se convierta en necesario para la gente.
¿Qué otras actividades culturales y educativas realiza la organización?
En las instalaciones de la radio también funcionas diversas actividades culturales, como recitales de música, muchas veces a instancia de los programas de la radio, y otras propuestas por la biblioteca como teatro, danza, títeres, etc. Muchas de estas acciones, las realizamos en las instalaciones y otras las llevamos a cabo en la calle.
Las acciones culturales han logrado desarrollar en el vecino el respeto al lugar. Los grupos de jóvenes que en la calle son catalogados como peligrosos, en este espacio nunca han realizado ningún tipo de desmanes que haya requerido tan solo la intervención policial. En las instalaciones no hay problemas de desborde, de violencia ni de drogas, ni siquiera cuando hemos realizado recitales de rock metálico, Hip Hop, o cumbia. Esto te da la idea que todo aquel que se acerca a la organización puede sentirse parte del proyecto. Y quien es parte del lugar, lo cuida.