Febrero 2003 – COSQUIN ROCK 2003
COSQUIN ROCK 2003
Cuatro noches a pleno en la Sierra Cordobesa, que marcan la integración de todas las provincias argentinas “Estos espacios de encuentro sirven para expresar sensaciones e ideas.” |
Hay que estar.
Hay que disfrutarlo.
Cosquín Rock es uno de esos eventos musicales que, para quienes están pasando su adolescencia, es una cita impostergable. Cuatro noches a pleno en la Sierra Cordobesa, que marcan la integración de todas las provincias argentinas. Como característica y símbolo de una época, el festival más importante de Argentina connota una fuerza cultural, un indicio de los movimientos juveniles que se están dando en el país.
Más de 60.000 personas disfrutaron de los recitales, no hubo ningún tipo de incidentes y la seguridad se dejaba notar. Es importante, pero también lo es el saber que estos espacios de encuentro sirven para expresar sensaciones e ideas, forman parte de nuestra educación y nuestra cultura. Eran diferentes bandas musicales pero la actitud es la misma, es necesario estar abiertos para entender lo que cada uno de ellos quiere decir. Todos desde su estilo y su lenguaje tienen algo que decir.
Los temas más relevantes que se trataron son la desigualdad social y la actuación política de los gobernantes. No solamente en las letras de cada canción sino que es un discurso recurrente en las entrevistas realizadas a los artistas.
Cronología
El festival arrancó con todo el jueves 6 de febrero, muchas remeras con los colores propios del recital -negro, rojo y blanco- se agitaban recibiendo a las bandas. La presentación de grupos “soporte” como La Mancha de Rolando, Carajo, Hierrock, entre otras, lograron una buena convocatoria basada en sus propios seguidores que venían de las ciudades de origen de cada una de las bandas. Pasada la medianoche, el escenario imponente presenta a Almafuerte, a Catupecu Machu que pese a algunos inconvenientes técnicos alcanzaron el nivel de soltura querido. Así también lo hizo el grupo Las Pelotas invitando al lider de Los Piojos, Ciro Martinez, a tocar la famosa “Rubia Tarada” de Sumo. Cerrando esta primera jornada, comenzó Bersuit Vergarabat con su corte de difusión “El tiempo no para”, la plaza Próspero Molina estalló de repente.
Ya el viernes, la gente un poco más descansada, se agolpó para escuchar a las bandas de turno, representando Rosario tocó el grupo Bulldog finalizando su recital con Fatal Destino, los rosarinos que estaban allí, de alguna manera, se pudieron sentir identificados y “como en casa”. Le siguieron Karamelo Santo, La 25 e Intoxicados para darle lugar a un graciosísimo Kapanga, y canciones alternativas de El otro yo. Para finalizar el segundo día, Attaque 77 y Divididos fueron las bandas elegidas. La plaza brilló, cantó, se entusiasmó y disfrutó. Lo mejor fue la iniciativa del líder de Attaque 77 (Ciro Pertusi) que invitó a todas las voces de los grupos que tocaban este día, para cantar agitando banderas argentinas la canción Donde las águilas se atreven, con el estribillo “…podrán pasar mil años, verás muchos caer, pero si nos juntamos, no nos van a detener”.
Cuando Fito Paéz salió al escenario el sábado por la noche, los gritos y bengalas se hicieron sentir. Después de cantar sus temas más clásicos, invitó a Claudia Puyó para que cante El amor después del amor y Dos días en la vida. Cerró su show anunciando que “Ahora los dejo con el maestro” en alusión a la entrada de Charly García en Cosquín Rock, y dejando en claro que no existe pelea alguna con el cantante. Lo mismo hizo Charly que finalizó la noche con un recital impecable, algo no demasiado común en él, también invitando a su hijo Miguel para que lo acompañara, y por supuesto a Fito cantando conjuntamente el tema Cerca de la Revolución. Emocionante.
La última noche se veía diferente porque la cantidad de grupos que tocaban eran proporcionalmente menor, por ser domingo había que cerrar el festival horas antes. Tocaron SubCielo, Skabeche, Mam, Pappo y para finalizar, la banda Los Piojos que, como es costumbre, su líder comenzó tocando el Himno Nacional Argentino con su armónica. Para entonces, Cosquín se convirtió en una “fiesta piojosa”.
Durante las cuatro noches se respiró paz y mucho rock and roll, juventud y ganas. El público venido de todas partes de Argentina acompañó y cantó, se fue conforme y esperando la próxima edición del festival.
Silvana Caletti
Rosarioeduca