Junio 2002 – PSIC. GRACIELA PARASKEVOPULOS Y PSIC. MARÍA ELENA GASÓ
PSIC. GRACIELA PARASKEVOPULOS Y PSIC. MARÍA ELENA GASÓ
Profesionales Psicólogas y Docentes que trabajan en capacitación sobre Educación Sexual, dirigida a padres y docentes en ejercicio y en formación de todos los niveles educativos. “Nos interesa fundamentalmente que la educación sexual exista, se realice, se aborde en las escuelas, que los docentes puedan hacerse cargo de ésto, no como un peso más sino para contribuir a su posibilidad” |
G.P.- Para nosotras la “educación sexual” es ante todo “educación” y como tal nos da la posibilidad de informar, formar y acompañar a niños, niñas y jóvenes en el proceso de desarrollo de la sexualidad. Todo ello intentando la posibilidad de que cada uno pueda vivir la sexualidad de forma más feliz y responsable posible. Es un desafío que nos da la posibilidad de poner palabras donde hay silencios, donde hay demasiado palabras, presencia, donde hay ausencias, confianza donde hay desconcierto, valorización y alegría donde hay confusión.
¿En qué espacio se une la escuela formal con la educación sexual?
G.P.- Podría decir que la educación sexual es permanente y se hace presente en todo ámbito, también en las instituciones educativas. Muchas veces aparece algún conflicto, dificultad o algún hecho puntual con los alumnos y alumnas y habitualmente se interviene frente a eso y sólo por única vez. En otras oportunidades suelen plantearse charlas con especialistas, generalmente ante la pubertad. También en otras se plantea la educación sexual en un proyecto institucional.
¿Por qué dirigirse a los docentes y no a los alumnos directamente?
G.P.- No todos los docentes están obligados a trabajar en Proyectos de Educación Sexual, pero sí están obligados a no interferir con aquellos que desean hacerlo. Los docentes que intentan trabajar en educación sexual deben capacitarse para ello. Es indispensable que tengan un muy buen recorrido teórico y además un trabajo de análisis y reflexión de sus propias creencias, vivencias y posicionamientos frente a la sexualidad.
¿ De qué se trata esa instancia de capacitación?
M.E.G.- Cuando hablamos de capacitación docente o de formación docente como educadores sexuales, partimos de la idea básica de que todos educamos con relación a la sexualidad. Nadie es inocuo o está al margen porque, ya sea que lo piense, lo sepa, lo organice o no. Lo está haciendo. Entre el docente en la escuela, se da el crecimiento de los alumnos en todos los sentidos y órdenes. Entonces el docente debería formarse para trabajar de manera más reflexiva, más consciente y más sistemáticamente en el tema. Si nos preguntamos ¿cómo debería hacer el docente para desenvolverse en el camino a recorrer?, Podemos decir que ineludiblemente tiene que conocer acerca de los contenidos de la sexualidad. Para comenzar esclarecerse acerca de qué es la sexualidad, como se da el proceso de sexuación y de determinación del género, cuáles son los intereses y teorías comunes en cada etapa del ese desarrollo. Junto a eso en orden a lo pedagógico y didáctico, adoptando un posicionamiento ante el aprendizaje, desarrollar habilidades para intervenir en la organización e implementación de proyectos áulicos e institucionales. Tendrá que reconocer que cada interés manifestado por los niños, niñas o jóvenes, se abre ampliamente hacia todas las dimensiones de la sexualidad. Así como un tema que puede aparecer como de contenido biológico, tiene además vinculación con otros de dimensión cultural, social, psicológico. Para organizar las propuestas áulicas ha de desarrollar habilidades para convertir los intereses en temas y subtemas; saber elegir estrategias y recursos adecuados a las edades y características del grupo. Una idea muy importante es la de responder o exponer sólo cuando se conoce cuáles son los conceptos previos de los alumnos/as, cuáles son las ideas (siempre tienen una idea) que ya tienen, cómo entienden hasta ese momento lo que manifiestan como interés o interrogante. Otra idea esencial en la formación es la de reconocer que la sexualidad se inicia con la vida y concluye cuando ella termina. No es propia de la etapa genital, también es pertinente al bebe o al niño de 3, 4 o más años. Por ende la educación que se comienza en la antesala de la pubertad tal vez está llegando tarde.
¿Desde el jardín que conceptos o temas deberían trabajarse?
M.E.G.- Ante todo tengamos presente que el niño evoluciona y el maestro/a debe tener clara esa situación y reconocer como contenidos de “sexualidad” algunos intereses propios de la edad que tienen que ver con los afectos, las relaciones en la familia, en la escuela, con los pares, las diferencias entre nenas y nenes, sus cuerpos, sus roles como varones y mujeres. Otro aspecto esencial en la educación es el trabajo con ciertas nociones y actitudes. Por ejemplo, podríamos pensar qué tarde que llegan las enseñanzas en la adolescencia cuando no se ha desarrollado y adquirido nociones como las de autocuidado. En ese nivel no hablamos de enfermedades de transmisión sexual o embarazos precoces, pero se pretende desarrollar actitudes de responsabilidad para consigo y con los otros progresivamente que a lo largo de su desarrollo podrán transferir a otros aspectos de la vida y de su entorno.
¿Qué puede decirse de los temas en los años posteriores?
M.E.G.:Con relación a los temas específicos, como contenidos curriculares, puede decirse que los temas evolucionan junto a los niños y niñas. Se van complejizando, se entrelazan los aspectos biológicos con los culturales, los psicológicos, creencias, prejuicios… Por ejemplo, los embarazos en una edad temprana tiene que ver con los interrogantes sobre donde está el bebé, donde estaba yo, de donde vienen, por donde salen. Luego pasan al cómo entró el bebé a la panza, el cómo se hace, el qué hay que hacer cuando se quiere tener un bebé. El embarazo, el parto, el nacimiento… Otro avance y complejización lleva al tema de la pareja, de las relaciones sexuales, de la menstruación y la eyaculación, de la concepción y de la anticoncepción. Estos temas van creciendo y haciéndose más autorreferidos por la necesidad de resolver las situaciones o inquietudes propias de cada uno. El camino y el tope de cada tema lo señalan los mismos alumnos/as ya que siempre se trabaja desde sus ideas o conceptos previos. Nunca sin saber cómo y qué es lo que ellos entienden acerca de lo que preguntan o se interesan. Las estrategias propias del constructivismo son el mejor camino en la implementación de los proyectos áulicos.
¿Cuál es la modalidad de trabajo en la capacitación?
M.E.G.- Para que el docente pueda asumir el rol de educador sexual dentro del rol docente, es necesario que llegue a determinados conocimientos y habilidades. Cuando trabajamos con ellos lo hacemos desde la propuesta de contenidos conceptuales o teóricos, desde la revisión y el descubrimiento- a través de actividades vivenciales- del propio posicionamiento frente a la sexualidad y los hechos cotidianos, frente a los planteos de los padres. En síntesis, tratamos de que llegue a discernir qué posición adopta, reconociendo previamente que todos adoptamos una y que cada uno debe descubrir la propia. Frente a un hecho cada persona actúa de acuerdo a concepciones que tal vez ni se da cuenta que tiene. Abordamos el desarrollo de las habilidades como algo muy importante, también con actividades concretas, simuladas, que lo llevan a posicionarse, desde un “como si” -como docente en situación, como padre, como alumno…- ayudándolo a descubrir y a descubrirse. Momentos que suelen ser muy amenos y emotivos! De esa manera se materializa lo conceptual, las habilidades para organizarse y desarrollar las actividades de clase, el contacto con los padres , los proyectos. Todo eso forma parte de la propuesta que se desarrolla en los Seminarios.
¿Generalmente las instituciones están abiertas a este tipo de propuestas?
M.E.G.- Podríamos decir que progresivamente. Pero también hay algunas que se cierran ante este tipo de propuestas.
G.P.- En realidad, es como que “aparentemente”; todavía hay mucho de resistencia. Salvo en algunas escuelas que desde hace mucho tiempo están trabajando, han hecho intentos, avances, hasta donde han podido porque también tienen las limitaciones propias de cada institución. Cuando se plantea la temática, casi inmediatamente el interés es impresionante, pero a la hora de hacerse cargo y de plantear la posibilidad de trabajar e intervenir, parecería que asustan un poco, y es porque se entiende que esto le compete a los “que saben de estas cosas”, y no es así. Y generalmente, cuando hablamos con los directivos de instituciones, dicen: “Nosotros hemos hecho..” y ante la pregunta de qué han hecho, dicen “y …una charla”; se trata de algo recortado que sirve porque siempre es preferible que haya habido esa charla a que no haya nada, tampoco vamos a desvalorizar esto porque una charla aunque sea netamente informativa, sirve para clarificar algo. Pero eso únicamente no basta, porque es un recorte. También vemos que socialmente hay una apariencia de apertura que , en realidad bajo chiste, discriminación, lo burdo, hay mucho de represión. Convengamos que a través del chiste salen cosas y esa no es la manera apropiada. Está pasando de que la única forma en la que podemos hablar de temas de sexualidad o controversiales, parecería ser que es a través de la burla o el chiste. Esto nos ha hecho pensar que hay muchos temores, cosas no resueltas, y que hay mucho para hablar. Lo que la experiencia también nos dice es que las escuelas donde tempranamente se ha empezado a trabajar en educación sexual -de la forma que ha sido posible- se ha notado (a la vista de profesionales externos) una muy buena información de parte de los alumnos, el uso correcto de terminologías a muy temprana edad y, de alguna manera, la posibilidad de un trabajo alegre, respetuoso y sincero entre niños, adultos y jóvenes. Esto quiere decir que lo mucho o poco que se haga, siempre sirve y que, aparte de dar el mensaje de que esto se puede hablar, y de que podemos reírnos juntos, y comentar, temer y desear juntos en relación a la sexualidad, los chicos y los jóvenes lo toman muy bien. Por eso, otra de las cosas que no se puede descuidar en el trabajo institucional es la inclusión de los padres en todas las etapas.
¿Cuál es la actitud y el papel que cumplen los padres en esta propuesta?
M.E.G- Uno de los puntos fuertes en los Proyectos de Educación Sexual, es la inclusión y la participación de los padres cuando hay una acción educativa con los alumnos. De manera que se vaya acompañando en la casa, en la escuela, y así se articulan y potencian las acciones. En este sentido, también hay una participación distinta cuando se habla de educación con los niños más chicos (los primeros ciclos de EGB) y los más grandes ( tercer ciclo de EGB). Si pensamos, por ejemplo, las acciones de 7mo año y las acciones de nivel inicial, se verá que es muy importante e intensa la tarea más sistematizada, la que no es espontánea, la que no surge en cualquier momento sino que se planifica, se le pone fecha, y se convoca a los padres. Ante los más chiquitos hay una importantísima tarea con los padres que no tiene que ser descuidada. La acción con los niños/as de estas edades no menos planificada. Los docentes tienen que estar más preparados para responder a las cuestiones que espontáneamente aparecen y que -debido a la edad de esos chicos- necesitan ser contestadas en el momento, sin postergar la respuesta. Hay una estrategia con los padres propia para esas edades, además de las pertinentes con los padres de los mayores. Se les plantea qué se va a hacer y cómo, teniéndolos “ al tanto”, escuchando sus inquietudes, interiorizándose de sus formas de ver estos temas, de su opinión acerca de lo que está pasando o no en la escuela. A veces esos temas sobre sexualidad tienen que ver con los chicos pero también con sus padres. Es decir, implementado tempranamente (desde los primeros años), la escuela lo va desarrollando progresiva y más intensamente, de lo contrario se va encontrar con alumnos de 6to o 7mo año y sus padres que nunca recibieron información y participación en ese aspecto de la educación de los hijos. A partir de aquí tendrá que hacer una tarea determinada para empezar de cero en edades de alumnos/as ya avanzadas. No es lo mismo! Por ejemplo, un punto a tener en cuenta es cómo se desarrollan los temas, cómo desde chiquitos podemos trabajar el tema del SIDA sin mencionarlo, trabajando sobre nociones que están en la base de la posibilidad de cuidarse. El autocuidado, si se desarrolla como una noción para todo (desde no manipular enchufes hasta no estar cerca de vidrios cortantes o treparse a banquitos apilados, por decir…) es aprender a desarrollar esa conducta, esa actitud, ese cuidado para con nosotros. Esto es lo que hace que probablemente las personas no corran tantos riesgos o los puedan evitar un poco más.
¿De qué manera esos padres contribuyen con el aprendizaje?
G.P- Con relación a los padres, generalmente, cuando se presenta una propuesta en amplia mayoría no hay resistencia, las evaluaciones de la tarea se realizan en diversos momentos: al comienzo los padres creen que se les van a solucionar todos los problemas y otras personas van a decir lo que ellos no se atreven; hay grupos de padres que ya han dicho cosas pero generalmente son los temas más sencillos, es decir los más dificultosos o, a su criterio, pudorosos, los va a decir la escuela. Hay que trabajarlo mucho porque los primeros educadores son los padres, y seguramente cuando el chico entra a la escuela a los 3 años tiene un recorrido previo. Al ser presentada la propuesta a los papás lo aceptan muy bien en esta primera instancia para complementar la tarea y no para suplementar. En relación a las apreciaciones de los papás, la mayoría dice que el hecho de haber podido trabajar con adultos y de que sus hijos hayan podido trabajar en el ámbito de la escuela, también les da la posibilidad de poder hablar con sus hijos y ha abierto mucho el diálogo, además de haber servido para acercar lo que ellos no han podido. El saldo es muy a favor y eso es lo que a nosotros nos anima a seguir trabajando. Pero siempre es importante pasar por todas las instancias previas para clarificar ideas, debatir, intercambiar posiciones, para abrir el diálogo padre- hijos con temas sencillos como así también con aquellos que por diferentes razones presentan dificultad. Que quede claro que no se pretende revertir un posicionamiento o sistema de valores familiares, de alguna manera, nosotras, los docentes y la gente que trabaja con niños siempre se va a manejar con la verdad de acuerdo a lo que ellos plantean, pero luego de estos temas que se trabajan, cada familia seguramente tendrá un posicionamiento con relación a la temática sobre la que nosotras no vamos a interferir. Aceptamos la diversidad que tiene que ver con la cultura, con las religiones, con las ideas. Esto es importante que los papás lo sepan porque muchas veces en reuniones los temores aparecen por ese lado, por ejemplo, qué van a decir con respecto a relaciones sexuales prematrimoniales, o al aborto. No se trata de convencer a los padres sino de lograr un trabajo conjunto entre familia y escuela. Afortunadamente los padres reciben muy bien la propuesta y nos resulta sumamente gratificante la tarea con los niños y jóvenes. Esto nos anima a seguir trabajando para que la educación sexual sea posible.
M.E.G- Estamos en esto porque nos interesa fundamentalmente que la educación sexual exista, se realice, se aborde en las escuelas, que los docentes puedan hacerse cargo de ésto, no como un peso más sino para contribuir a su posibilidad, con la mayor solvencia en cuanto a sus conceptos y habilidades específicas. Tal vez el hecho de que no se implementen de manera habitual proyectos de educación sexual desde el inicio de la escolaridad, con participación prioritaria y activa de los docentes, tenga que ver con las ideas preponderantes con relación a la sexualidad y a los efectos de la educación sexual. Por ejemplo, que sexualidad es sólo genitalidad, que el momento de educar comienza cuando el niño y niña se encuentran en la etapa de maduración- púber o pre púber- , cuando se hace evidente en su cuerpo y en sus actitudes. Cuando es capaz de referirse explícitamente a lo sexual. Entonces es el momento en que suele decirse “hay que hacer educación sexual”. Es común que se acuda entonces a personas expertas o profesionales que aborden la temática, con poca participación de los docentes en esas intervenciones. En realidad la educación sexual, se corresponde con las ideas o conceptos imperantes en la época. A medida que éstos van cambiando se hace también más posible una educación diferente y más eficaz. Tenemos centrado el interés en que esto suceda porque lo vemos posible y trabajamos de distintos modos en educación sexual. Por un lado, la capacitación docente para que se formen y puedan lograr ser ellos quienes intervengan solos o acompañados por profesionales externos. El otro punto es la intervención concreta en escuelas para trabajar con los docentes, y por último, un lugar de asesoramiento frente a quienes están dispuestos a abordar estas temáticas, un lugar de consulta para poder ayudar a pensar, ya sea para resolver situaciones puntuales o bien la organización de un proyecto áulico o institucional.
G.P- Hay situaciones complejas que no pueden dilatarse en el tiempo para una propuesta o para la implementación de un proyecto, entonces se puede concretar un asesoramiento puntual aquí y ahora, que no quita la idea de una tarea diferente posterior.
Silvana Caletti
Rosarioeduca