Marzo 2003 – ARIELA LOWENSTEIN y DANIELA AGÜERO
ARIELA LOWENSTEIN y DANIELA AGÜERO
Psicólogas. Coordinadoras de La Brújula de Orientación Vocacional, en Red Psicoterapéutica de Rosario “Nuestra apuesta es rescatar lo que tiene que ver con el DESEO, la SUBJETIVIDAD y el PROTAGONISMO .” |
-D. A: Tradicionalmente, se asociaba con la palabra Test, y los chicos todavía esperan esto, piensan “me hacen un test, y me dicen algo matemático con un porcentaje”, inclusive también los papás esperan el porcentaje de lo que el hijo decidió, como si se pudiera medir en términos cuantificables.
-A.L: la idea de nuestro trabajo en La Brújula es también mirarlo desde lo cualitativo como un PROCESO donde en la Orientación Vocacional se convoca al chico adolescente para que pueda hablar de lo que le pasa, de lo que le gusta, de sus intereses, y actitudes.
-D. A: además, se suma el hecho de confrontar todo con la realidad ocupacional y laboral de Rosario y de las carreras existentes, es decir que puedan pensar “esta carrera que a mi me gusta dónde la pueda encontrar?”. A veces, vienen adolescentes con algo muy armado, muy lineal: “no me gusta la matemática, no puedo estudiar contador”, y se quedan muy limitados a las carreras tradicionales. El trabajo de orientación vocacional es aprender a abrir estos caminos y no cerrarse.
-A.L: Primero hay que hacer una apertura que tiene que ver con un tiempo que está pautado y que lleva al chico a seguir trabajando sus interrogantes iniciales. De ahí viene la palabra proceso, donde no aparece la palabra carrera en si misma desde el principio y, trabajando únicamente ese tema, sino que es un proceso, un viaje a su si mismo, a sus gustos, intereses y deseos, para tener como resultado el darse cuenta a través del trabajo, de qué le gusta, cómo se ve en un futuro, qué clase de profesional aspira a ser.
-D. A: en los casos en que aparecen en primera instancia el tema de la carrera, el trabajo es DESPEJAR, hay chicos que vienen a las entrevistas en La Brújula y no saben si estudiar, por ejemplo, medicina o ciencias económicas. Entonces hay que preguntarse si en realidad hubo un proceso, o si fue una elección muy pegada a un ideal, o a algo que le transmitieron, o que en su familia son, siguiendo el ejemplo, todos contadores o médicos, y responder a un deseo de otro.
-¿En qué medida el contexto y el imaginario social influyen en este proceso?
-D. A: en mucho, pero nuestra apuesta es rescatar lo que tiene que ver con el DESEO, la SUBJETIVIDAD y el PROTAGONISMO. Sino quedaríamos en el lugar del “no podemos hacer nada, o no hay futuro, o para qué vamos a estudiar”. Son problemáticas, que en este contexto, quizás tenemos los adultos; entonces es importante rescatar que algo se puede hacer, principalmente lo que me gusta (que no es poca cosa).
-A.L: Por ejemplo, en el contexto actual vemos cómo influye la orientación vocacional hoy, que no es lo mismo que hace diez años atrás. Los chicos piensan que no hay nada que les asegure una salida laboral, entonces concluyen que aunque la gente piense que con la carrera que eligen no van a hacer nada, de todas maneras y al menos, hacen lo que quieren y lo que les gusta. Es acá donde sale el tema de la pasión y del apasionamiento.
D. A: De todos modos, no es fácil que los chicos piensen esto, por eso es un proceso y tratamos de hacer hincapié en esto. Muchos de ellos, vienen de familias muy armadas y estructuradas donde se piensa que una carrera determinada no tiene futuro, o que las terciarias tienen menos salida, es decir no están apegados a la orientación vocacional como algo que los favorece. Y los chicos van a quedar pegados a lo que escuchan.
-A.L: Al decir proceso, queremos decir que nosotras trabajamos con grupos donde hacemos el proceso de orientación vocacional con la dinámica grupal de seis encuentros, y en cada uno vamos trabajando diferentes temas, no siempre son los mismos, depende de los grupos y de las necesidades. Por ejemplo, trabajamos con chicos a los que llamamos de “reorientación” que son los que empezaron ya una carrera y la dejaron o dudan de ella, o que si bien pasaron varios años, trabajaron y quieren otra experiencia de vida.
Además, otro grupo de trabajo está conformado por los chicos que ingresan en el Polimodal, es decir que están en noveno año y tienen que elegir una de las terminalidades. En cada uno de estos chicos se ponen en juego otras cosas, por eso no se trabaja todos juntos sino en diversos grupos para personalizarlos, a esto se suma que el número de chicos por grupo no supere las diez personas.
D. A: Es bueno aclarar que no cualquiera llega al grupo, nosotras evaluamos a esa persona para ver cuáles son sus características. Hacemos una entrevista inicial cuando ingresan donde, muchas veces se despejan o se resuelven cuestiones de orientación en esa entrevista, y no es necesario volver.
¿Se trata de un trabajo exclusivo de la persona que se acerca o los papás cumplen un rol decisivo en este proceso?
D. A: También depende de cada uno de los grupos con los que trabajamos, quizás en los chicos que trabajamos la reorientación, ponemos el énfasis en ellos porque, a veces, lo que anteriormente eligieron puede estar ligado a deseos de sus padres. También hay casos donde los papás están muy interesados en saber qué pasa con sus hijos, o ellos son los que llaman para pedir una entrevista con La Brújula. Entonces los incorporamos al trabajo a través de una entrevista (siempre los chicos saben que vamos a tener una entrevista con los padres), pautamos con los adolescentes lo que se va a charlar con los padres porque consideramos que nosotras trabajamos con ellos y no con sus padres. En cambio, en los chicos que tienen que elegir alguna terminalidad de polimodal, los padres son los que están más preocupados por esto y les tenemos que dar más lugar.
-A.L: Aquí el chico no está eligiendo qué va a seguir en la Universidad, sino que está eligiendo en función de sus pares, de amigos, de quedarse o no en la escuela. Hay otros intereses que se priorizan. Con sus papás realizamos entrevistas para incorporarlos al proceso y no dejarlos afuera porque muchas veces vienen angustiados. Los padres necesitan un espacio y nosotras también aparecemos como mediadoras entre lo que les pasa a su hijo y lo que ellos quieren saber. Tenemos entrevistas con los padres en relación a lo que les pasa a ellos frente a la elección de sus hijos.
D. A: No somos mediadores en cuanto a negociar en que acepten lo que le gusta a sus hijos, sino trabajar la elección de sus hijos. Esto lo hacemos cuando el padre o el adolescente lo requiere, o si es necesario derivar a terapia.
-A.L: Muchas veces hablamos con los padres cuando nosotras lo consideramos necesario, no es algo que obligatoriamente se haga en todos los casos. Además, no hablamos nunca de paciente porque no vienen con una patología, sino que vienen a resolver un problema puntual que tiene que ver con una carrera y se trabaja específicamente con eso. Si vemos algo del orden de la patología es cuando empezamos a despejarlo y lo derivamos a otro profesional. No trabajamos como terapeutas.
¿En qué medida la escuela participa de la orientación vocacional?
-A.L: No hacemos procesos de orientación vocacional en las escuelas, trabajamos en nuestra sede de Red Psicoterapéutica, pero vamos a escuelas para conformar un espacio de charla taller donde informamos acerca de lo que se trata la orientación vocacional, y para dar ejes o líneas de trabajo y de técnicas en relación a esto.
D. A: La idea es que, a partir de ese taller, el chico tenga algunos elementos para decir: “ahora por dónde empiezo”, “qué tengo que hacer?”. Les decimos lo que implica la palabra ELEGIR. Nos estaríamos contradiciendo si pensamos que con una charla de media hora podemos hacer un proyecto de orientación vocacional. Estas charlas tienen un carácter más preventivo, para que el chico sepa que puede hacer una elección pasándola un poco mejor. Es necesario que sepa que debe tomarse su tiempo, que puede prevenir el elegir una carrera que no le gusta.
¿Creen que, en general, en los adolescentes hay mucha “desorientación”?
A.L: El adolescente no tiene tanta conciencia o no sabe que existe un espacio donde ponerse a pensar acerca de esto que le esta pasando, porque a lo mejor no esta desorientado y lo que necesita es parar dentro de la vertiginosidad de vida que lleva, con lo que la adolescencia en si misma implica.
D. A: Esto se ve cuando los chicos van a las ferias de orientación y salen con muchísimos folletos, aún cuando ya han elegido una carrera, pero el mismo ritmo hace que se vayan con la bolsita que les regalan llena de cosas, parecería que cuanto más tienen, más posibilidades tienen de elegir. A veces, aquí en La Brújula empiezan a sacar lo que trajeron y nada de eso les interesa.
A.L: También juega el imaginario de pensar en que se van a quedar sin una carrera, o que no van a llegar.
Otro de los puntos es el acostumbrarse a un nuevo ciclo como el universitario o terciario…
A.L: si, eso pasa siempre que se comienza algo nuevo.
D. A: Juega la fantasía de cómo moverse en el “gran mundo” universitario, ese puente inalcanzable. Por eso trabajamos en grupos, para ver también que a otros adolescentes les pasa lo mismo. Los chicos tienen que empezar a vivir este pasaje, salir de la escuela y tener un espacio propio para pensar, él elige el momento en que lo va a hacer y hay que respetarlo.
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Silvana Caletti
Rosarioeduca