Octubre 2001 – NORMA ABRAHAN

2001octubre2

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NORMA ABRAHAN

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Directora de Bienestar Estudiantil -dependiente de la Secretaría de Relaciones Estudiantiles- de la Universidad Nacional de Rosario.

“La idea es confrontar vocacionalmente”

El Rectorado de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) está conformado por un Gabinete con distintas Secretarías, una de ellas es la Secretaría de Bienestar Estudiantil, que a su vez, tiene dos direcciones, la de Orientación vocacional y la de Educación física. 
La Dirección de Orientación vocacional es -básicamente- el área de información de carreras y orientación vocacional que, originariamente, se llamaba Servicio de Bienestar estudiantil. En esta Secretaría trabajan tanto con la entrada de los alumnos que están en el nivel medio, como con aquellos alumnos que pasaron por la universidad, o por otra experiencia de índole terciaria y necesitan buscar información. Aquí encuentran toda la oferta educativa de la ciudad de Rosario de instituciones públicas o privadas, terciarias o universitarias.

¿Cómo evalúan la legitimidad de las ofertas que no son de la Universidad?

 

En primera medida -explica Norma Abrahan- nosotros no tenemos jurisdicción, toda el área privada terciaria depende de la Provincia que es el órgano de control. Lo que hicimos es pedirle -tanto a la provincia como a los institutos- que nos enviaran sus resoluciones. Ante esto, hubo institutos que lo hicieron, otros que no. Obviamente, informamos “esta carrera tiene tal número de resolución y ésta no lo envió”, porque de alguna manera no podemos no mostrar la información que no tiene ese requisito, porque no tenemos legalmente esa facultad. Pero, sí se lo planteamos a los chicos y a los papás, como también les decimos, “cuando elijan una carrera pidan que les muestren las resoluciones que las avalan o certifican”. 

Con respecto a Orientación vocacional, el sistema que utilizan no se basa en tests, sino que realizan entrevistas con psicólogos especializados, y la posibilidad (posterior a una serie de entrevistas) de participar dentro de un grupo. Los chicos concurren a seis u ocho reuniones, se cobra un arancel de 20 pesos (obviamente que el que quiere participar y no lo pueda pagar no queda excluido). Incluso -aclara Norma- se cobra por un sentido de responsabilidad, es decir “pagué por este trabajo y me involucro con el grupo”, sino existe el riesgo de que se vaya desarmando.

 

Sobre esto -sintetiza- en que “la idea es confrontar vocacionalmente, trabajamos con toda la información que tenemos disponible y, fundamentalmente, con el deseo de cada uno; y la posibilidad de expresar el deseo vocacional en contraste con el deseo del otro. Porque también existe la idea de grupo y de pertenencia, en esto hay una impronta muy fuerte de los padres porque tienen una tradición en la clase media de profesionales, o una presión de los padres por elegir una carrera que garantice un futuro económico. Entonces, un chico que hoy tiene 17 años está en plena adolescencia, en un escenario político-económico muy diferente y en colegios diferentes a los de hace diez o quince años atrás”. Por esta razón, realizan reuniones y lo primero que plantean a los papás es que un año “perdido” no es perdido, y el “no decidirse por nada” es valedero también, y es importante que su hijo no haya hecho una elección apremiado por no perder el año.

De la misma forma, realizan trabajos en grupos dentro del Programa de Reorientación, destinado a todos aquellos que ya hicieron una elección de carrera superior y no les gustó o no se sintieron cómodos. “Hacemos un seguimiento no muy prolongado de los grupos que pasaron por la primera instancia, y no tenemos una vuelta de los que hicieron un trabajo de orientación en los de reorientación, es decir que los que vienen a este grupo muy difícilmente han pasado por grupos de orientación, entonces en este sentido es efectivo”.

¿Qué sucede una vez que estos chicos entran a la Universidad?

Trabajamos en lo que se llama “El período de ingreso”, tenemos permanentemente una  feria educativa, por eso nunca participamos de las ferias privadas de oferta educativa porque entendemos que eso es un negocio, por lo tanto las empresas educativas van con un marketing que la Universidad pública no lo tiene y, además, porque no nos interesa competir en la oferta educativa porque tenemos todos los días -salvo en enero- de 8 a 19.00 horas abierto este lugar. Somos una feria permanente. Además, estamos atentos para ver qué le pasa al chico que se acerca, porque no es menor el hecho de que venga, esto se traduce en inquietud. Lo podemos captar, le podemos ofrecer un servicio de orientación vocacional gratuito. Incluso, “los padres vienen con los chicos, y nosotros – a propósito- los desautorizamos cuando no habla el chico y siempre habla el padre, entonces insistimos para escuchar al chico, le contestamos a él y cuando llaman padres le recalcamos que tiene que ser su hijo el que nos pida el turno. Si no trabajamos con su demanda no sirve. De hecho, ningún papá puede presenciar un grupo ni una entrevista individual, es un espacio de los chicos”.

Cada facultad está implementando cursos de pre-ingreso que muestran los contenidos de su carrera, con lo cual el alumno que ya eligió, se puede adentrar aún más en esa carrera. Fundamentalmente, aclara Norma, “esto se hace porque tenemos un número importante de abandono en el primer semestre, se presupone que uno de los factores es una mala elección de la carrera; o desconocer de que se trataba en profundidad. Las facultades más avanzadas en esto son Medicina e Ingeniería, que mezclan una nivelación en conocimientos con la puesta en práctica de la carrera. Medicina – por ejemplo- tiene un sistema donde los chicos tienen médicos tutores en los centros de salud periféricos porque el modelo de egresado de medicina va hacia el médico generalista, ya no al médico super especializado, y así se confrontan con el perfil que va a tener la carrera.

Más allá de esta iniciativa, desde Rectorado estamos en un Programa de Articulación de Escuela media-Universidad, donde se ha trabajado con área temáticas, se le ha preguntado a cada facultad cuál era el área en donde presentaban mayores dificultades en primer año. Además, los docentes de la escuela media trabajaron con los docentes de primer año de cada una de las facultades en forma conjunta, para homologar contenidos para que el pasaje fuera directo. Es una experiencia piloto con 25 colegios y este año están trabajando con los alumnos de 4to y 5to año. Con la ventaja de que al ser  piloto hace que se puedan ir acomodando ciertas cuestiones.

A su vez, para la retención de los alumnos en torno al bienestar (ya no a lo académico porque eso es área de cada facultad), participan del Programa Ministerial de Becas Nacionales que, justamente, beca alumnos teniendo en cuenta las variables de situación socio-económica y promedio, es un mix entre un subsidio y una beca al conocimiento. Por otro lado, tienen un Programa de Residencias Educativas en el que las comunas e intendencias de la provincia realizan un convenio con Bienestar e instalan una casa en Rosario y becan a sus alumnos. La función de Bienestar es el control académico, es decir corroborar que el alumno que está becado sea un alumno real, y realizar la contención a través de tutorías.

Por último, ya en el tramo final -es decir el alumno de la facultad a punto de egresar- funciona el Centro de Pasantías que, si bien tiene información sobre becas, posgrados o pasantías en el exterior, fundamentalmente se trata de inserción en el mundo del trabajo. Son pasantías rentadas con empresas o instituciones. Norma explica que lo que intentan es “abrir puertas desde lo económico para que tengan incidencia en el ámbito académico, la idea es que las empresas conozcan qué hace nuestra universidad. Nos ha permitido que el mundo empresarial conozca la calidad de nuestros posibles graduados, la empresa tiene una persona altamente calificada y sin ninguna carga social de trabajo. En términos empíricos es una experiencia fantástica para los chicos, siendo protegidos con un seguimiento por parte de la universidad”. Hoy tenemos una contrarreferencia importante, los estudiantes vienen y plantean cualquier tipo de problema. Obviamente, nosotros no pretendemos que la universidad se adapte al mercado porque es casi imposible, la velocidad de la demanda del mercado es una y la posibilidad de la universidad de acomodarse es otra y tampoco es su única misión, sino la profesionalización. Si -entiende- que tiene que ir brindando las herramientas para los graduados, la misión de la universidad es más amplia, más integradora pero tiene que dar herramientas para ser utilizadas en el mercado laboral, y fundamentalmente generar proyectos para un mejoramiento de la calidad de vida de la población, pero eso se da cuando alguien es graduado vía la inserción laboral. Es poder acomodar sus conocimientos a ese desafío, no le están reafirmando lo que está estudiando sino es poder “volcarlo”, por eso hacemos mucho hincapié en que las pasantías sean absolutamente rotativas, que tengan la lógica de ser una experiencia para aprender desde ambos lugares e irse, no un empleo para quedarse porque ahí sí estaríamos falseando el espíritu de la pasantía.

¿Cuál es tu visión acerca de la situación actual de la universidad?

Mi posición es absolutamente personal, en primer lugar no quedan dudas que ninguna persona ligada a la educación este de acuerdo con el ajuste. Sin desdeñar la lucha por el presupuesto y por el recorte, creo que es absolutamente legítima la postura de los docentes, los no docentes y de los funcionarios de la universidad, pero me parece que la metodología no tiene en cuenta que hoy es prioritario estar presentes como comunidad, no como sectores, es decir que si queremos defender la educación pública tenemos que ser un frente común, unívoco. Estoy absolutamente a favor de las medidas de fuerza, pero estoy absolutamente en contra cuando empiezan a quebrar hacia adentro, tengo miedo que nosotros como universidad -no quiero ser soberbia- como educación pública terminemos siendo, para la opinión pública, una empresa del Estado que hay que privatizar, ya pasamos por esa experiencia y vimos los resultados. Lo prioritario es decir que salimos juntos y fuertes a defenderla, si tenemos que hacer una medida de fuerza la hacemos, pero de ninguna manera hay que vaciar las aulas.

En esta instancia en la que se encuentra el país y la educación, más que corporativamente tendríamos que salir como comunidad. Y sin olvidarnos que hay otros actores que también están perjudicados por el ajuste. No es un ataque específico a la universidad, creo que la educación es una bandera para la gente, entonces no podemos permitirnos “despilfarrar” ese capital de legitimidad que ellos nos dan, teniendo en cuenta que la universidad se sostiene con el aporte de esa gente.

Ante esta postura, ¿de qué manera Bienestar Estudiantil se relaciona con los centros de estudiantes?

La Federación Universitaria de Rosario (FUR) responde a sus centros de estudiantes, tienen su forma de trabajo, su metodología. De todas maneras, como la Federación es parte de la comunidad universitaria trabajamos en forma conjunta, siempre está enterada de cada actividad estudiantil que llevamos adelante. Pero, nuestro canal orgánico son los Secretarios Estudiantiles de cada universidad.

De todos modos, cada proyecto o decisión que tomemos, nos reunimos con los Secretarios y las discutimos. Es más lenta la decisión pero tiene buenos resultados porque trabajamos en función del consenso. No hay otra manera de trabajar.

Silvana Caletti
Rosarioeduca

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